Desde el año 1940, cada 26 de mayo se celebra el Día Nacional del Libro. La fecha elegida hace referencia al aniversario de la Biblioteca Nacional de Uruguay, primera biblioteca pública del país.
El Instituto de Psicología, Educación y Desarrollo Humano se une a esta celebración con una reflexión acerca de la lectura universitaria en la actualidad.
Leer en la universidad: expectativas y posibilidades
Los profesores, a menudo tenemos una expectativa de cómo deberían leer los estudiantes a nivel universitario, y muchos estaríamos de acuerdo en que parece que no lo han hecho. Sin embargo, ¿no leen? ¿O leen pero no entienden como queremos que lo hagan?.
Leer en la universidad requiere desarrollar un conjunto de conocimientos que los estudiantes no tienen cuando ingresan. El problema es complicado porque este conocimiento no suele estar orientado. En nuestra opinión, la percepción del docente debe dar paso a la enseñanza: en este caso, a la enseñanza de una práctica lectora. Y no es lo mismo enseñar prácticas que enseñar conceptos.
Lo más importante, a diferencia de concebir la lectura como una mera técnica o una habilidad que se adquiere de una vez para siempre, debemos empezar por concebirla como una práctica social que se desarrolla dentro de una comunidad determinada.
Cuando nos referimos al ámbito universitario, nos referimos a la cultura académica. Como toda cultura, contiene pautas, expectativas específicas que sus miembros deben cumplir: una forma de acceder al conocimiento, un tipo de lenguaje compartido, ciertas reglas de uso, ciertas formas de hacer las cosas, ciertos valores que posibilitan la construcción de significados y modos de acceso a esos significados. Pero, ¿qué tipo de conocimiento deben construir los estudiantes al leer textos científicos? ¿Qué diferencias existen entre las prácticas lectoras que se desarrollan en la universidad y las que surgen, por ejemplo, en el nivel secundario? ¿Y qué diferencias existen entre las estrategias que se ponen en juego al leer textos científicos y otro tipo de textos? Estos son los temas que deben orientar nuestra atención como docentes universitarios.
Los docentes solemos asumir una concepción didáctica que tiende a naturalizar las prácticas lectoras describiendo en términos biológicos lo que es producto del desarrollo cultural. Y, por el contrario, la autonomía que se espera de los estudiantes universitarios no es el punto de partida ni un logro natural, sino un comportamiento social que requiere, para su formación, el apoyo de los miembros más experimentados de la nueva cultura. Por tanto, el docente, necesita abrir camino al rol de lector universitario, acompañando, orientando y andamiando la práctica lectora que se pretende promover.
Ahora queda preguntarnos como docentes ¿cuál es la práctica lectora que pretendemos promover y cómo se vincula y convive con el desarrollo de prácticas de multialfabetización en las sociedades contemporáneas?.